AMOR

Muchos son los poetas, cantantes o filósofos que han llevado a cabo su propia definición del concepto que ahora nos ocupa, el amor. Un término cuyo origen etimológico lo encontramos en el latín y más concretamente en la palabra amor.
Amor
Al tratarse de un tema tan abstracto y complejo, es difícil establecer una definición precisa del amor. Sin embargo, puede ser considerado como un conjunto de comportamientos y actitudes que resultan desinteresados e incondicionales, y que se manifiestan entre seres que tienen la capacidad de desarrollar inteligencia emocional.
Esto quiere decir que el amor sólo puede ser experimentado por los seres humanos, aunque otras especies también son capaces de establecer nexos emocionales, como los perros, los caballos o los delfines.
Por ejemplo: “Dante me confesó que siente un gran amor por mi hermana”“Te aseguro que esa es la mejor demostración de amor que me puedes hacer”“Ninguna pareja puede sostenerse sin amor”“El amor entre un padre y su hijo es incomparable”.
En el lenguaje cotidiano, el amor suele asociarse en forma directa al amor romántico, que supone una relación pasional entre dos personas. Sin embargo, el término puede aplicarse a otro tipo de relaciones, como el amor familiar, el amor platónico y otros sentidos más amplios (amor a Dios o amor hacia la naturaleza). En todos los casos, el amor representa un sentimiento de gran afecto.
Así podríamos llevar a cabo una serie de oraciones que ejercieran como ejemplos de los diversos tipos de amor. De esta forma podríamos exponer las siguientes: “Juan y Lucía contrajeron matrimonio por amor”, “La mirada de Isabel hacia su hijo era una muestra del orgullo y del amor de madre que sentía” o “Manuel quiso entrar en el seminario para comenzar a trabajar como sacerdote como muestra de su amor a Dios”.
El amor no es un concepto biológico. Diversas expresiones relacionadas con el amor, tanto en los seres humanos como en otras especies, no se encuentran relacionadas con la supervivencia. De esta forma, podemos mencionar a las relaciones sexuales sin fines reproductivos y a los comportamientos altruistas.
Cabe destacar que distintos estudios científicos han hallado vínculos correlativos entre la cantidad de hormonas (la dopamina, la serotonina, etc.) presentes en el organismo y los estados que se califican como amorosos (la pasión, el deseo carnal, etc.).
En este sentido, cabría destacar que esa explicación iría muy en relación con lo que se conoce como que “el amor es ciego”. Y es que, parece ser, que la revolución que experimentan nuestras hormonas y las sensaciones que ellas nos hacen vivir cuando estamos junto a la persona de la que nos hemos enamorado no nos permite ver la realidad en cuanto se refiere, por ejemplo, a cómo es nuestra pareja o a la relación que estamos viviendo.

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